Cereus peruvianus, cactus candelabro

A este cactus también se le conoce como cactus del ordenador porque se suele decir que si se pone esta planta delante de la pantalla del ordenador, absorve las radiaciones dañinas para la vista (es falso). Procede de Brasil, si bien es uno de los cactus más extendidos y populares del mundo, en parte por la propiedad de que hablábamos anteriormente. El Cereus peruvianus es un cactus columnar de gran porte que en estado salvaje puede llegar a los 10 metros. En maceta, si lo transplantamos cada año podrá alcanzar fácilmente varios metros de altura. En verano se ha de regar generosamente y abonarlo con un abono rico en potasio. La floración, normalmente blanca o amarillenta, es nocturna.

Suele tardar unos 6 ó 7 años en salirle las ramas al cereus peruvianus, pero cuando aparecen, crecen con rapidez.

Separar las ramas del cereus peruvianus es el método más común de propagación de éste cactus.

A veces estas ramas laterales llegan a pesar tanto que hacen necesario ponerle un tutor al cactus para que crezca recto.

Ferocactus latispinus, lengua del diablo

Cacto de origen mexicano. Puede llegar a un diámetro de unos 30 cm. Tiene unas espinas que crecen en areolas que agrupan unas 6 ó 7 de las que normalmente sobresale una más grande. Suelen ser de color rojo y muy duras, con una forma de gancho que le dan el sobrenombre al cactus de lengua del diablo. No conviene que le dé el pleno sol en los meses de verano. Como se ve en la foto da flores de color violeta.

Detalle de la flor del Ferocactus Latispinus:

El Ferocactus latispinus es muy susceptible al exceso de humedad. Cuando el cactus cambia de color y comienza a tomar tonos más pálidos es conveniente dejar de regarlo durante una temporada.  Si notamos que las espinas se mueven fácilmente al tocarlas es señal de que el esceso de humedad a comenzado a afectar seriamente al cactus.

Para entonces seguramente ya sea demasiado tarde y el cactus esté podrido por dentro:

Echinopsis pachanoi, San Pedro

Este cactus se llama San Pedro por lo alto que puede llegar, unos 3 ó 4 metros. Y es de los que más rápido crece. Es original de Perú y Ecuador. Produce unas flores blancas muy grandes en su parte superior. Y lo más importante: produce mescalina. La mescalina es una sustancia alucinógena con la que los indígenas de las zonas del San Pedro desde tiempos ancestrales hacen viajes psicotrópicos.

Aquí podemos ver la gran flor en forma de trompeta del echinopsis pachanoi.

Normalmente al San Pedro le sale una flor en la parte superior de cada costilla. La flor puede medir entre 20 y 30 centímetros de diámetro y duran unos dos o tres días.

En esta imagen podemos ver mejor los largos estambres de la flor del echinopsis pachanoi :

Detalle del interior de una flor de echinopsis pachanoi, un cacto considerado por algunas culturas como una planta sagrada..

Las flores también pueden brotar de la parte baja de los troncos.

Como con la mayoría de los cactus, el mejor método para reproducir nuestro echinopsis pachanoi es mediante el método del esqueje. Cortamos una costilla de un tallo de San Pedro, la dividimos en trozos de unos 7 u 8 centímetros y los dejamos sobre un terreno poroso y arcilloso. Es importante que esté seco para que no se pudra el esqueje. En pocas semanas habrán salido raices.

También podemos separar algún hijuelo de los que les pueden salir en la base de algún tallo.

Una vez que lo hemos cortado dejamos secar la superficie de corte antes de plantarlo en el suelo u otra maceta.

De momento el hijuelo que se quedó en la planta madre claramente ha crecido más que el que cortamos y pusimos aparte.

Y en un año este es el aspecto que tiene nuestro esqueje: