Primero compramos una piña y nos la comemos. Cortamos la corona superior con las hojas y un centímetro más o menos de la pulpa. Es importante dejarla secar durante uno o dos dias porque sinó de lo contrario pudriría toda la planta:
Una vez seca quitamos un par de filas de las hojas de la parte inferior:
Después rociamos con hormona enraizante la superfície en donde estaban estas hojas:
Ya sólo queda plantar la piña en una maceta. Teniendo en cuenta que la planta de la piña procede originariamente de Brasil habrá que tenerla en un lugar con condiciones climáticas semejantes, es decir, con unas temperaturas templadas durante todo el año y mucha humedad.
Y estos son los resultados al cabo de unas cuantas semanas:
Las hojas secas de abajo son las que llevaba la piña al comprarla y las hojas verdes brotaron después de plantarla.
Del centro de la planta van saliendo las nuevas hojas
Detalle de las nuevas hojas:
Las hojas son alargadas y de un color verde intenso.
También podemos hacer rebrotar la parte superior de la piña y que le salgan raíces poniéndola en agua:
Otra alternativa para tener una planta que nos de piñas es plantarla a partir de las semillas.
El problema es que, como ocurre con otras muchas plantas que han sufrido un cultivo intensivo para obtener frutos cada vez más "comerciales", cada vez es más difícil encontrar semillas en las piñas.
Si tenemos suerte podremos obtener bastantes semillas como para intentar que germine alguna. Por supuesto es un proceso mucho más lento que el cultivo que hemos visto antes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario